El trabajo decente interpreta las aspiraciones de las personas durante su vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genera un ingreso justo, con seguridad en el lugar de trabajo, y protección social para las familias. Un trabajo decente implica mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, y libertad para que las personas expresen sus intereses, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas. Y comprende la igualdad de oportunidades y trato para todas las mujeres y hombres.
El trabajo decente es la clave a la eliminación de la pobreza consolidada, progresiva y duradera. Si hombres y mujeres tienen acceso a un empleo decente pueden participar adecuadamente en los beneficios generados por una mayor integración de la economía internacional.
El aumento de oportunidades de trabajo decente es clave para lograr una globalización más justa e inclusiva. Por ese motivo la creación de empleo decente debe estar en el corazón de las políticas de desarrollo.
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